Actividades Pastorales

AÑO JUBILAR DE SAN JOSE
Por eso, al cumplirse ciento cincuenta años de que el beato Pío IX, el 8 de diciembre de 1870, lo declarara como Patrono de la Iglesia Católica, quisiera —como dice Jesús— que “la boca hable de aquello de lo que está lleno el corazón” (cf. Mt 12,34), para compartir con ustedes algunas reflexiones personales sobre esta figura extraordinaria, tan cercana a nuestra condición humana. Este deseo ha crecido durante estos meses de pandemia, en los que podemos experimentar, en medio de la crisis que nos está golpeando, que «nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo. […] Cuánta gente cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos»[6]. Todos pueden encontrar en san José —el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta— un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad. San José nos recuerda que todos los que están aparentemente ocultos o en “segunda línea” tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación. A todos ellos va dirigida una palabra de reconocimiento y de gratitud.
Los objetivos del Año Familia Amoris Laetitia
En la Exhortación del Papa Francisco, de la cual se quiere difundir su contenido, se expresan los objetivos del Año. El primero es "hacer experimentar que el Evangelio de la familia es alegría que llena el corazón y la vida entera". Y, se lee en el folleto, una familia que descubre y experimenta la alegría de tener un don y ser a su vez un don para la Iglesia y la sociedad "puede llegar a ser una luz en la oscuridad del mundo". Un segundo objetivo es proclamar el precioso valor del sacramento del matrimonio que "tiene en sí mismo una fuerza transformadora del amor humano". Y también: "hacer a las familias protagonistas de la pastoral familiar" y a los jóvenes "conscientes de la importancia de la formación en la verdad del amor y del don de sí mismos". Por último, se invita a ampliar, en el transcurso del Año, la mirada y la acción de la pastoral familiar para que se convierta en transversal, para incluir a todos los componentes de la familia.

